Antes de comenzar, decir que no todos los casos son iguales, es decir, no todas las personas tienen el mismo grado de autismo ni asimilan igual los diferentes métodos de enseñanza.
En cuanto a "cómo enseñar a mi hijo autista", remarcar que se puede utilizar una estructura que hará más fácil el camino, siendo dicha estructura la siguiente:
- No exigirle aquello que no es capaz de hacer.
- Instrucciones.
- Normas.
- Trabajo coordinado.
- Reconocer lo que está bien.
No exigirle aquello que no es capaz de hacer.
A la hora de educar a un hijo autista, es importante saber lo que debe aprender según su edad de desarrollo en las diferentes áreas. Si el niño autista no aprende al mismo ritmo que los niños de su edad, no debes desistir. Es importante ofrecerle diferentes apoyos y recursos e insistirle sin llegar a agobiarlo.
Debemos tener en cuenta:
- Indicarle visualmente lo que se espera de él y lo que no se espera.
- El exceso de información verbal les puede llegar a molestar mucho, bloqueándoles.
- Dividir la tarea en pequeños pasos, con sus imágenes correspondientes.
- Insistir siempre con cariño y paciencia en las tareas a realizar.
Instrucciones.
Las instrucciones deben darse de forma apropiada, porque sino no comprenderán las palabras que se les dice y parecerá que no nos escuchan.
Primero empezaremos con instrucciones sencillas: para, siéntate, dame, coge, mira, guarda, cada del cajón... El adulto tiene que darle la instrucción mirándole a la cara con frases cortas de no más de tres palabras (así nos aseguramos que capte el mensaje). Si después de unos instantes el niño no realiza lo que le hemos pedido, le acompañamos para que lo realice. Una vez realizado, es bueno felicitarle, para que sepa que es eso lo que se esperaba de él y así se motiva a que lo repita por sí solo.
Cuando sea capaz de hacerlo solo, se le puede pedir a otros familiares o conocidos que le de las mismas órdenes para que las cumpla también y no se ciña únicamente a cuando se lo pide su padre o su madre. Cuando interiorice las órdenes se pueden incrementar poco a poco las palabras en las órdenes.
Es importante tener en cuenta:
- no dar instrucciones cuándo el niño está distraído.
- No dar la orden desde lejos o cuando el niño está haciendo otra cosa.
- Darle la instrucción cara a cara.
- No repitas la instrucción. Con una vez basta.
- No dejes la instrucción sin cumplir.
- Evita palabras o frases que puedan confundir al niño.
Normas.
Las normas de comportamiento son importantes en el hogar, como con cualquier otro niño o niña. No se tiene que excusar porque tenga autismo, y es importante exigirle un comportamiento adecuado.
Se les anticipa las conductas esperadas; ilustrando en una parte de la casa que se vea bien las normas o hábitos que se esperan de él y las que no.
Trabajo coordinado.
Es muy importante para poder educar a tu hijo con autismo, que tanto los familiares como los profesionales que trabajan con el niño lleven un trabajo coordinado para manejar el comportamiento indebido, favoreciendo la socialización, la comunicación y sobretodo, el bienestar y la calidad de vida de tu hijo.
Reconocer lo que está bien.
Como cualquier niño cuando logran algún avance les gusta ser elogiados por el esfuerzo invertido. Y como todos, el fracaso es difícil de digerir. Resulta muy útil en los niños y niñas con autismo utilizar frases positivas y gestos que les indique que lo han hecho bien y eso era lo que esperábamos de ellos.
es importante potenciarles aquello que se les da bien, ya sea cantar, dibujar, hacer postales, etc., descubre lo que hace bien tu hijo y poténcialo.
Finalmente concluir con que la primera impresión que se puede tener es que enseñar a un niño con autismo no es fácil y que educarlo a veces parece tarea imposible; pero con una constancia de los padres y un trabajo coordinado con los especialistas que le atienden, se pueden conseguir resultados muy satisfactorios para que la vida en casa sea lo más armoniosa posible. Nunca hay que darse por vencido, con esfuerzo y constancia pueden conseguir y sacar de sus hijos lo que quieran, aunque vayan más lento que los demás hay que pensar que cada cosa tiene su tiempo y que la meta nunca está tan lejos como nos la imaganábamos.
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