sábado, 14 de mayo de 2016

Historia real de un niño con Autismo y su perro.

Eskily, entre muchas otras, colabora con la Asociación Apanate; una Asociación situada en La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), que promueve el bienestar y la calidad de vida de las personas con Autismo. 

Apanate, tiene entre su equipo a madres con niños y niñas con Autismo, por lo que el equipo de Eskily decidió contactar con algunas de ellas para conocer su opinión acerca de la terapia canina.
No todas las familias de niños y niñas, tanto con Autismo como con Síndrome de Down, conocen los grandes beneficios que se obtienen de una terapia canina. En muchas ocasiones, muchos familiares tienen miedo de la reacción del niño o la niña. Por otro lado, también nos encontramos familias que se sienten inseguras con los perros, puesto que lo consideran peligroso. 
Por ello, en este blog, ofrecemos toda la información que consideramos que se debe saber acerca de este tipo de terapia, y sobre todo, de la terapia canina que ofrecemos en nuestro centro. Además proporcionamos testimonios reales acerca de la experiencia de este tipo de terapia, dónde en muchos casos, los resultados han sido asombrosos.
Cuando asistimos a realizar las entrevistas concertadas a las madres de la Asociación Apanate, nos sorprendimos gratamente con la historia que conocimos acerca de un niño con Autismo y su querido perro.
Esta situación, que a continuación vamos a contar, no sucedió en la realización de este tipo de terapias, sino que sucedió en el propio hogar de una de las madres de Apanate, quién nos narra la historia de su hijo:

A pesar de que el niño tiene Autismo, es un niño que se relaciona de forma correcta, es un niño que asimila la vida en sociedad, y no se encuentra aislado, como muchos niños con Autismo.
Sin embargo, le costaba establecer vínculos con las personas. 
En su hogar, siempre han tenido perros, y aunque el niño mostraba una actitud positiva ante los perros, no estableció ningún vínculo especial. Hasta que un día apareció Simba, un nuevo perro que llegaba a su hogar.
Desde el primer momento, el niño y el perro, se hicieron muy amigos, compartían muchos ratos juntos, y jugaba con él como cualquier otro niño lo haría con su mascota.
Así, con los años, se fue conformando, cada vez más, un vínculo más fuerte entre ellos, hasta tal punto que, el perro cuando sentía que se le acercaba al niño una persona que no le daba buenas vibraciones, salía en su defensa.
Fue tan grande la compenetración entre ambos, que incluso, escuchaban la música que más le gustaba al niño, juntos, acostados en la caseta del perro. 
Ambos, compartieron muchos momentos juntos, hasta que llegó el final de la vida de Simba. El recuerdo de la muerte de Simba, fue un momento que se le quedó grabado al niño, hasta tal punto que empezó a contabilizar su vida a raíz de ese momento.
Para el niño la división entre el pasado y el presente se hallaba en la muerte de Simba. Y a día de hoy, después de años, aún sigue recordándolo.

Con esta historia, lo que pretendemos demostrar, es que la creación de un vínculo entre un niño con Autismo, o bien con Síndrome de Down y un perro, es posible, y no solo eso, sino que además favorece al desarrollo del niño o la niña y le proporciona una alegría y unos momentos únicos, que recordará para el resto de su vida. Por este motivo, desde Eskily defendemos las terapias caninas de esta forma tan personalizada, porque se garantizan los resultados y los beneficios que esto proporcionará al niño o la niña. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario